La Agencia Europea de Sanidad Animal (IFAH, en sus siglas en inglés) se ha lanzado a conocer el grado de conocimiento que la sociedad europea, los consumidores, tienen acerca del medicamento de uso veterinario. Los resultados han sido demoledores. (ver nota)
Y no es que nos pille por sorpresa, pero no deja de impactar que un estudio constate lo que ya sabíamos: el consumidor europeo tiene un alto grado de desconocimiento sobre muchos aspectos relacionados con la sanidad animal y el modelo de producción europeo y sus múltiples condicionantes.
A los hechos nos remitimos, y son solo algunos ejemplos: nada menos que el 60% de los encuestados no cree que la medicación tenga impacto alguno en el bienestar de los animales de granja; y más del 40% no cree que la vacunación de los animales sea efectiva para controlar las zoonosis, un asunto que preocupa, sin embargo, a muchos de ellos.
Más de la mitad de los encuestados desconocen que los medicamentos para la salud animal tienen los mismos estándares de seguridad que los destinados a medicina humana, que su prescripción y venta está estrictamente regulada, ni que los fabricantes cumplan con requerimientos legales a la hora de producir, distribuir y vender los mismos.
En cuanto al conocimiento de los modelos de producción, la cosa no va a mejor. Nos encontramos con clásicos realmente arraigados en la percepción del consumidor, como la creencia extendida de que se emplean hormonas y antibióticos para promover el engorde de los animales, aunque en ambos casos exista desde hace años la prohibición de su uso con esta finalidad en la UE (no así en otros países).
El consumidor debería saber que la industria zoosanitaria a nivel global invierte en I+D cerca del 8% del volumen de negocio que genera, que la Unión Europea cuenta con el sistema de autorizaciones, licencias y controles sobre los medicamentos de uso veterinario más estricto del mundo. Igualmente debería tener claro que no se emplean sustancias prohibidas en el engorde de animales, o que la legislación europea es la más estricta a nivel mundial en materia de bienestar animal.
Sin embargo, no lo saben. No lo saben porque no se lo han contado. A la encuesta nos remitimos de nuevo: el 66% de los consumidores consultados afirma no tener suficiente información por parte de los medios de comunicación acerca del uso de los medicamentos veterinarios.
Blanco y en botella. El sector y las administraciones publicas deberían tomar medidas al respecto e informar con claridad a la sociedad (empezando por las escuelas) de cuáles son los beneficios del modelo europeo de producción animal, del uso de medicamentos en animales, tanto desde el punto de vista del bienestar de los mismos, como de cara a salvaguardar la salud pública, sin olvidarse de los requisitos que cumplen estos productos antes de su puesta en el mercado.
Nada nuevo. Si todos los caminos llevan a Roma, en este camino de la producción de alimentos de origen animal, siempre llegamos al mismo punto: ¿se ha dado a conocer el modelo europeo de producción con el que las Administraciones quieren dar respuesta a las demandas de la sociedad?
La aplicación de este modelo, en aras a ofrecer las mayores garantías al consumidor en materia de seguridad alimentaria, salud pública, sostenibilidad medioambiental, bienestar animal no se cuestiona a pesar del importante coste normativo que conlleva y el lastre a la competitividad, en un mercado globalizado, con otros productos elaborados con otros modelos menos garantistas. Sin embargo, flaco favor hacemos a esa sociedad, a la que se pretende proteger, si no la ayudamos a diferenciar y valorar ese modelo europeo de producción y los esfuerzos que implica su cumplimiento.
De momento, quede claro que en Europa, ni hormonas ni antibióticos de engorde. Dato a recordar para la próxima opción de compra.
La Agencia Europea de Sanidad Animal (IFAH, en sus siglas en inglés) se ha lanzado a conocer el grado de conocimiento que la sociedad europea, los consumidores, tienen acerca del medicamento de uso veterinario. Los resultados han sido demoledores. (ver nota)
Y no es que nos pille por sorpresa, pero no deja de impactar que un estudio constate lo que ya sabíamos: el consumidor europeo tiene un alto grado de desconocimiento sobre muchos aspectos relacionados con la sanidad animal y el modelo de producción europeo y sus múltiples condicionantes.
A los hechos nos remitimos, y son solo algunos ejemplos: nada menos que el 60% de los encuestados no cree que la medicación tenga impacto alguno en el bienestar de los animales de granja; y más del 40% no cree que la vacunación de los animales sea efectiva para controlar las zoonosis, un asunto que preocupa, sin embargo, a muchos de ellos.
Más de la mitad de los encuestados desconocen que los medicamentos para la salud animal tienen los mismos estándares de seguridad que los destinados a medicina humana, que su prescripción y venta está estrictamente regulada, ni que los fabricantes cumplan con requerimientos legales a la hora de producir, distribuir y vender los mismos.
En cuanto al conocimiento de los modelos de producción, la cosa no va a mejor. Nos encontramos con clásicos realmente arraigados en la percepción del consumidor, como la creencia extendida de que se emplean hormonas y antibióticos para promover el engorde de los animales, aunque en ambos casos exista desde hace años la prohibición de su uso con esta finalidad en la UE (no así en otros países).
El consumidor debería saber que la industria zoosanitaria a nivel global invierte en I+D cerca del 8% del volumen de negocio que genera, que la Unión Europea cuenta con el sistema de autorizaciones, licencias y controles sobre los medicamentos de uso veterinario más estricto del mundo. Igualmente debería tener claro que no se emplean sustancias prohibidas en el engorde de animales, o que la legislación europea es la más estricta a nivel mundial en materia de bienestar animal.
Sin embargo, no lo saben. No lo saben porque no se lo han contado. A la encuesta nos remitimos de nuevo: el 66% de los consumidores consultados afirma no tener suficiente información por parte de los medios de comunicación acerca del uso de los medicamentos veterinarios.
Blanco y en botella. El sector y las administraciones publicas deberían tomar medidas al respecto e informar con claridad a la sociedad (empezando por las escuelas) de cuáles son los beneficios del modelo europeo de producción animal, del uso de medicamentos en animales, tanto desde el punto de vista del bienestar de los mismos, como de cara a salvaguardar la salud pública, sin olvidarse de los requisitos que cumplen estos productos antes de su puesta en el mercado.
Nada nuevo. Si todos los caminos llevan a Roma, en este camino de la producción de alimentos de origen animal, siempre llegamos al mismo punto: ¿se ha dado a conocer el modelo europeo de producción con el que las Administraciones quieren dar respuesta a las demandas de la sociedad?
La aplicación de este modelo, en aras a ofrecer las mayores garantías al consumidor en materia de seguridad alimentaria, salud pública, sostenibilidad medioambiental, bienestar animal no se cuestiona a pesar del importante coste normativo que conlleva y el lastre a la competitividad, en un mercado globalizado, con otros productos elaborados con otros modelos menos garantistas. Sin embargo, flaco favor hacemos a esa sociedad, a la que se pretende proteger, si no la ayudamos a diferenciar y valorar ese modelo europeo de producción y los esfuerzos que implica su cumplimiento.
De momento, quede claro que en Europa, ni hormonas ni antibióticos de engorde. Dato a recordar para la próxima opción de compra.